viernes, 30 de noviembre de 2012

Trujillo Spain . Ciudad Natal del Conquistador del Perú Francisco Pizarro y del Descubridor del Amazonas Francisco de Orellana. Trujillo, cuna de conquistadores, se encuentra situado entre el Tajo y el Guadiana. A pocos kilómetros de Cáceres, Guadalupe, Parque Nacional de Mofragüe, Yuste, Plasencia y Mérida, en plena autovía Madrid–Lisboa. Su majestuoso Castillo se divisa desde varios Km. alrededor.

jueves, 10 de marzo de 2011

En La Casa de Orellana. En Trujillo, Cáceres, Extremadura



Video de Presentación del Proyecto del V Centenario por la Asociación Cultural Trujillo 2011 en La Casa de Orellana.

martes, 22 de febrero de 2011

El Amazonas. El Pulmón del Planeta: Francisco de Orellana.



En el año 1542, el navegante español Francisco de Orellana, protagonista de la primera navegación completa del Río de las Amazonas, bordeó las orillas del río Marañón hasta encontrar su desembocadura en un desconocido y caudaloso torrente que resultó uno de los mayores del planeta. Se sorprendió sobremanera al observar, en sus orillas, la existencia de un grupo de mujeres guerreras, diferentes a cualquier tribu existente en esas comarcas.
No solamente Orellana relata el encuentro con esta etnia de mujeres blancas, también Juán de Acuña ratificó su existencia. Incluso Von Humboldt, descubridor de la geografía americana, en su viaje por la Amazonía, las menciona, sin dejar duda alguna de su presencia.
Así, la historia premió al gran río con el nombre de Amazonas. En época de Orellana, no se sabía aún que los nuevos descubridores llegaban a un continente desconocido, por lo que suponían que esas mujeres serían las mismas que describió Marco Polo en sus célebres viajes.
Es solo la historia abreviada de un nombre, que por su carácter legendario, le aporta al inmenso río, a la desmesurada cuenca, a la gran selva, un destello de fastuosidad y misterio. Es un vasto territorio cargado también de mitos, leyendas, tradiciones y fábulas propias, donde las tribus indias todavía habitan, algunas incluso sumergidas en sus civilizaciones de antaño, al estilo de las viejas maneras de existir.
A pesar de siglos de esfuerzo por superar el dominio de la naturaleza, la huella humana sobre el medio solo ha sido significativa en las últimas décadas. Excepto en la zona de la desembocadura, la cuenca amazónica constituye una de las regiones menos habitadas del mundo y gran parte del territorio que drena al sistema del río no ha sido nunca explorado con profundidad.
El Amazonas es la mayor reserva mundial de agua dulce que se ramifica en caminos líquidos. Es el río grande del continente que descubrió Cristóbal Colón, el río colosal que vio Vicente Pinzón y navegó a plenitud Francisco de Orellana, asombrado de sus dimensiones. Es el imperio del agua atravesando la selva que forma el pulmón más dilatado del planeta: la Amazonía.
La amazonía, robusto paisaje de América, es un verde universo ecuatorial donde persiste el hombre amazónico en eterna dependencia del cíclico régimen de las aguas. Es igual el territorio exuberante que resiste bajo constante amenaza de destrucción por la acción del ser humano. Podría ser, si no se equilibra la relación hombre-naturaleza, el territorio que protagonice uno de los mayores desastres ecológicos del siglo XXI.

domingo, 15 de febrero de 2009

Orellana. Explorador del Amazonas




Francisco de Orellana

En la hondura de la selva amazónica: inhóspita, hostil e inhabitable, entre la voraz vegetación tropical, tórrida y umbría, espesa y verdeoscura, el incesante zumbido de tábanos y mosquitos, la algarabía de trinos de aves multicolores, papagayos, iguanas, loros, guacamayos, jaguares, sones de tambores; orquídeas flotando sobre las aguas, cocodrilos, anacondas y pirañas; mariposas enormes, amarillas; lianas trepando, frondosas, sobre las ramas; ráfagas de viento ardiente, huracanado; el capitán Fracisco de Orellana , el 26 de Diciembre de 1541, emprende la primera navegación del río más caudaloso del mundo, el Amazonas, a bordo de un bergantín, el San Pedro, junto a 57 intrépidos españoles: vascos, asturianos, gallegos, castellanos, andaluces y extremeños, y de entre ellos, náufragos vasallos, dioses trujillanos: Lorenzo Muñoz, Rodrigo de Arévalo, Fray Gaspar de Carvajal, Francisco de Orellana . Todos ellos, héroes de leyenda y de historia a manos llenas.
Huérfano de padre desde niño, Francisco de Orellana nace en Trujillo en 1511. A la edad de 16 años se embarca a Tierra Firme, participando junto a sus primos, Francisco, Hernando, Juan y Gonzalo Pizarro, en el Perú, en las conquistas de Lima, Trujillo, el Cuzco y Puerto Viejo, donde quedará tuerto en la batalla. En 1538 funda en ultramar la ciudad de Santiago de Guayaquil, “La Perla del Pacífico”, hoy uno de los puertos más importantes del Ecuador.
En busca de fama y riquezas; honor, gloria y fortuna, atraídos por el fabuloso tesoro del reino de El Dorado, y la inmensa riqueza en especias del País de la Canela, Gonzalo Pizarro inicia la expedición desde Quito, reuniéndose en la falda del volcán, en el Valle de Zumaco, junto a su lugarteniente Francisco de Orellana, que venía de la caliente ciudad de Guayaquil, con veintitrés hombres armados de arcabuces y ballestas. La expedición se completaba con doscientos españoles y cuatro mil indios. Gonzalo, el más temerario y rebelde de los Pizarro, una familia de fábula, llevaba con él doscientos caballos, cabalgaduras, yelmos, corazas y armaduras; infantes y caballeros. Numerosas llamas, que se utilizaban como bestias de carga, una jauría de perros amaestrados, rebaños de cerdos y provisiones.
Después de penosas fatigas salvando barrancos, lluvias torrenciales, pasando hambre, ataques de los indios que les arrojan flechas envenenadas, cruzando los andes, se internaron en la selva, comenzando las calamidades al atravesar la cordillera, extenuados, donde murieron la mayor parte de los expedicionarios acostumbrados al clima suave de la meseta ecuatoriana. Faltos de provisiones, la exploración se iba haciendo cada vez más intrincada; la humedad de la selva tropical, la tierra más exuberante del planeta, uno de los lugares más impregnado de leyenda, de una geografía a ratos insalubre, comenzaba a enmohecer los trajes, a oxidar las armas y a descomponer los víveres y las semillas. La pólvora, como no se guardaba con mucha cautela, se humedecía y no servía para nada. Las continuas molestias provocadas por los enjambres de insectos y las mordeduras de vampiros, murciélagos y serpientes venenosas, produjeron un estado de excitación nerviosa entre los expedicionarios.
Adentrándose en las profundidades de la selva, en la inmensidad amazónica, entre su espesura escarpada, pronto empezaron a escasear los víveres, por lo que decidieron construir un bergantín, el San Pedro -que medía unos diez metros de eslora y contaba con un mástil para una vela- por el que navegar por el tumultuoso río Coca. Acordando entonces que Orellana se adelantara en busca de alimentos.
Francisco de Orellana zarpa el 26 de diciembre de 1541, llevando a bordo del frágil navío cincuenta y siete hombres.
No encontrando víveres en su recorrido pero sí muchas dificultades. Tras una penosa navegación, abandonados a su suerte, decidieron proseguir corriente abajo arrastrados por sus vertiginosas aguas. Ante la imposibilidad de remontar el río que descendía impetuoso, abandonaron la idea de volver, y al resto de la expedición. Como la embarcación que llevaban no era suficiente para la empresa se decidió la construcción de un bergantín mayor, el Victoria.
Del Coca pasaron al Napo, navegando por el río, como náufragos en alta mar.
Durante la travesía fueron hostigados por los indios omaguas que poblaban las orillas del río; los jíbaros, la más cruel y legendaria tribu de la Amazonia, y por los aucas, la más feroz y sanguinaria.
Pero sobre todo por hermosas mujeres en canoas. Las describió como rubias, de grandes y fuertes miembros, audaces y belicosas, valerosas guerreras que se defendían de los invasores con flechas envenenadas. Eran altas, con largas trenzas enrolladas sobre la cabeza. Vestían túnicas de algodón y mantas de lana con brillantes plumas, o andaban semidesnudas. Cada año incursionaban en las tribus vecinas, selva adentro, entre gritos y timbales de batalla, atrapando a los mancebos para convertirlos en esclavos. Después del apareamiento, lo mismo que en la leyenda griega, conservaban sólo a las hembras, adiestrándolas en el manejo de las armas y en el arte de la guerra, y los varones sobrevivientes eran sacrificados o mutilados. Por lo que Orellana decidió bautizar al río con el nombre mítico del Amazonas.
En aquel ignoto lugar, en el confín del mundo, sintiendo la lealtad de sus hombres, el descubridor de la mayor corriente fluvial del planeta, el Tuerto trujillano tiene 30 años y poblada barba negra, avanzando aguas abajo por el exótico paraíso de resplandor y asombro, destellos de fastuosidad y misterio, de un desconocido e inmenso y caudaloso torrente, el magnífico Amazonas, que resultó ser uno de los mayores de la tierra.
Venciendo el hambre, la fatiga, el frío y la desesperación, abriéndose camino por medio del coraje y de la espada, se aventuran navegando a la deriva y sobreviven: La fe y la ambición mueven sus almas.
Engullidos en la hondura de la jungla, a través de parajes nunca transitados, los dos bergantines, achicando agua, bamboleando al viento, enderezando el timón, expuestos a las flechas emponzoñadas de los indios, hostigaban a los españoles sin cesar con sus lanzas y cerbatanas.
Navegando el torrente inexplorado del anchuroso Amazonas, siguiendo su curso serpenteante de fangosa agua rizada; navegando el río más caudaloso del planeta, según nos cuenta la crónica del capellán, el también tripulante y trujillano, el fraile dominico Gaspar de Carvajal, quien relató los pormenores del descubrimiento y descenso del Amazonas desde su inicio a su desembocadura; el 26 de Agosto de1542 pudieron ver al fin el mar después año y medio de aventura.
La vieja ambición de encontrar una vía de comunicación entre las tierras altas del Perú y el Océano Atlántico se había cumplido; el Amazonas había sido descubierto para la navegación, atravesando todo el continente de parte a parte.
Llegan al fin triunfantes a la desembocadura del Atlántico, pero famélicos, desfallecidos, diezmados.
De regreso a mar abierto en la mar Océana, el incansable Orellana embarca para España para conseguir la gobernación de las tierras conquistadas. En mayo de 1543, después de 16 años de ausencia, el navegante español Francisco de Orellana , llega a Valladolid, ciudad que albergaba la Corte.
Fue recibido en ausencia del Emperador, por el entonces Príncipe Felipe, el que fuera el vallisoletano más español de todos los monarcas, donde el relato de su expedición navegando el río mar, una de las gestas más audaces de la aventura española en América, que sólo la fe en Dios hizo posible, llamó poderosamente la atención. Sin hacerle olvidar que la evangelización era el fin último de la conquista, se le concedió, en las Capitulaciones del 13 de febrero de 1544, el reconocimiento jurídico de las tierras conquistadas; el título de Adelantado, Gobernador y Capitán General, y la Real Cédula del Descubrimiento y Población de Nueva Andalucía, para poder gozar de todas las honras, gracias, mercedes, franquezas y libertades, preeminencias, prerrogativas e inmunidades... del vasto territorio de las Amazonas.
Orellana aceptó ante escribano todas y cada una de las cláusulas contenidas en la Capitulación.
Su intención de partir de nuevo para conquistar y poblar las tierras descubiertas pasaba por trasladarse a la pujante y cosmopolita ciudad de Sevilla para contratar las naves que le acompañaran. Allí encuentra el amor: Ana de Ayala, quien le seguirá en su nueva aventura oceánica. Orellana y Doña Ana se unen en matrimonio. Se casaron en la Iglesia de la Macarena el 24 de Noviembre de 1544.
Sin embargo los preparativos se dilataban debido a la falta de recursos. La Corona, que no invertía maravedí alguno en la empresa, además de ampliar sus dominios, obtenía el beneficio del veinte por ciento o quinto real.
Finalmente gracias a la financiación de Cosme de Chaves, padrastro de Orellana, la expedición pudo partir.
Saliendo Orellana de madrugada desde Sanlúcar de Barrameda el 11 de marzo de 1545, al mando de cuatro naves, rumbo a las islas Canarias.
Bramando el mar, silbando el viento, haciendo escala en Cabo Verde, tuvieron que desechar, desvencijada, la Nao Capitana.
Zarpando el resto de los navíos, zangoloteando, mar adentro, rumbo a la Nueva Andalucía. Naufragando uno de ellos, con 77 tripulantes a bordo, durante la azarosa travesía. Las dos naves restantes consiguieron embarrancar a duras penas en la desembocadura del Amazonas río arriba.
En 1546 Orellana perece en el intento de remontar el Amazonas junto a la mayoría de sus hombres. Muere a los 35 años, en Noviembre de 1546, dejando el camino abierto a la colonización de un sistema fluvial inigualable, de la red navegable más grande del mundo.

Francisco de Orellana y su Casa Natal en Trujillo

Trujillo 2011. V Centenario

domingo, 26 de octubre de 2008

V Centenario del Descubridor del Amazonas en Trujillo



Reunión en Iquitos: Capital fluvial del Perú:
Congreso multicultural sobre las tribus indígenas que pueblan ambas orillas del Amazonas durante el V Centenario del Nacimiento en Trujillo, Extremadura del descubridor del Río Amazonas, Francisco de Orellana.

sábado, 25 de octubre de 2008

Año Orellana Trujillo 2011 Extremadura



Durante el próximo año 2011 se va a conmemorar en Extremadura el V Centenario del Nacimiento en Trujillo de Francisco de Orellana (1511-1546) descubridor del Río Amazonas.
Un Proyecto promotor de la cultura, del patrimonio y del turismo.

Una gran oportunidad para dar a conocer Trujillo nuevamente. Una excelente oportunidad de negocio para el mundo empresarial. Un atractivo turístico sin paliativos.

Proyectando la ciudad más allá de sus fronteras, haciendo de Trujillo una ciudad de visita obligada. Un gran escenario al servicio del turismo, de la cultura y del arte: El Punto de Encuentro de Culturas de todo el Planeta.

Cualquiera de los rincones de Trujillo en Extremadura pertenece a momentos cruciales de la historia de España y de Iberoamérica.
La celebración de Trujillo 20011 multiplicará el interés de la región como destino turístico provocando un aluvión de inversiones.
Declarando a Trujillo como la capital cultural de Extremadura, como preámbulo a Cáceres 2016, se refuerza así el activo patrimonial, histórico, turístico y cultural de la Ciudad de Trujillo.

La Casa de Orellana en Trujillo, Casa Natal del descubridor del Río Amazonas Francisco de Orellana se convertirá en el mayor centro de divulgación, investigación y de estudio de la hazaña del descubrimiento y navegación del Amazonas y de la figura singular e histórica del más olvidado de los héroes: Francisco de Orellana.