martes, 22 de febrero de 2011

El Amazonas. El Pulmón del Planeta: Francisco de Orellana.



En el año 1542, el navegante español Francisco de Orellana, protagonista de la primera navegación completa del Río de las Amazonas, bordeó las orillas del río Marañón hasta encontrar su desembocadura en un desconocido y caudaloso torrente que resultó uno de los mayores del planeta. Se sorprendió sobremanera al observar, en sus orillas, la existencia de un grupo de mujeres guerreras, diferentes a cualquier tribu existente en esas comarcas.
No solamente Orellana relata el encuentro con esta etnia de mujeres blancas, también Juán de Acuña ratificó su existencia. Incluso Von Humboldt, descubridor de la geografía americana, en su viaje por la Amazonía, las menciona, sin dejar duda alguna de su presencia.
Así, la historia premió al gran río con el nombre de Amazonas. En época de Orellana, no se sabía aún que los nuevos descubridores llegaban a un continente desconocido, por lo que suponían que esas mujeres serían las mismas que describió Marco Polo en sus célebres viajes.
Es solo la historia abreviada de un nombre, que por su carácter legendario, le aporta al inmenso río, a la desmesurada cuenca, a la gran selva, un destello de fastuosidad y misterio. Es un vasto territorio cargado también de mitos, leyendas, tradiciones y fábulas propias, donde las tribus indias todavía habitan, algunas incluso sumergidas en sus civilizaciones de antaño, al estilo de las viejas maneras de existir.
A pesar de siglos de esfuerzo por superar el dominio de la naturaleza, la huella humana sobre el medio solo ha sido significativa en las últimas décadas. Excepto en la zona de la desembocadura, la cuenca amazónica constituye una de las regiones menos habitadas del mundo y gran parte del territorio que drena al sistema del río no ha sido nunca explorado con profundidad.
El Amazonas es la mayor reserva mundial de agua dulce que se ramifica en caminos líquidos. Es el río grande del continente que descubrió Cristóbal Colón, el río colosal que vio Vicente Pinzón y navegó a plenitud Francisco de Orellana, asombrado de sus dimensiones. Es el imperio del agua atravesando la selva que forma el pulmón más dilatado del planeta: la Amazonía.
La amazonía, robusto paisaje de América, es un verde universo ecuatorial donde persiste el hombre amazónico en eterna dependencia del cíclico régimen de las aguas. Es igual el territorio exuberante que resiste bajo constante amenaza de destrucción por la acción del ser humano. Podría ser, si no se equilibra la relación hombre-naturaleza, el territorio que protagonice uno de los mayores desastres ecológicos del siglo XXI.